La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad así como de las fortalezas y virtudes humanas. Tradicionalmente la ciencia psicológica ha dedicado mucho esfuerzo a estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano (ansiedad, estrés, depresión, etc), dejando de lado a menudo el estudio de aspectos más positivos como, por ejemplo, la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad, la resiliencia, etc. El impulso definitivo para la creación de la psicología positiva fue dado por el Prof. Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania y antiguo Director de la Asociación Americana de Piscología.
A finales de los años 1990 este conocido investigador, tras destacar
la necesidad de investigar de forma decidida los aspectos saludables del
ser humano, propuso la creación de la psicología positiva como
corriente específica dentro de la psicología.
Se pueden encontrar antecedentes de la psicología positiva en filósofos como Aristóteles, que dedicó parte de sus escritos a la εὐδαιμονία (eudaimonía, término griego habitualmente traducido como felicidad).
Una de las características definitorias de la psicología positiva
respecto a sus antecedentes históricos radica en que dentro de sus
principios se establece que se enmarcará dentro del método científico.
De esta forma, los hallazgos obtenidos así como las aplicaciones tendrán
la garantía de haber sido validadas científicamente.
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